Quienes me conocen bien, saben que siempre he sido un hombre con suerte. Quedó claro desde el principio, cuando la cigüeña tuvo la feliz idea de depositarme en Bilbao. Allí transcurrió mi infancia y primera juventud, hasta que, gracias a unos comprensivos padres, hice el petate para estudiar Filosofía (la única manera de no limitarme a una sola carrera). Una maravilla; me tocaron los mejores profesores del mundo. Cuando comprendí que dedicarse a la Filosofía estaba reservado a gente muy lista, me fui a hacer el doctorado en Dirección de Empresas. Luego vinieron las clases en la Escuela de Negocios Caixanova y las universidades de Navarra, Deusto e Internacional de Catalunya. Varios libros (Motivos y motivación en la empresa, Tras la euforia y Los ciegos y el elefante) y algunas otras publicaciones. En enero de 2007 me lancé y, junto con Enrique de Mulder, puse en marcha Vialogoscopio, una consultoría de negocios algo peculiar. En 2011 me incorporé como socio a Assentire Spain, donde soy feliz.