Etiquetas
cambio, cooperación, creatividad, diversión, equipo, grupos, innovación, innovación colaborativa, Intereses
Hace aproximadamente un año oí hablar por primera vez de Dragon Dreaming. Fue en un encuentro sobre innovación, en el que coincidió que varios de los participantes conocían esta metodología y me hablaron de ella. Ninguno parecía muy experto -pues se trataba de algo recién llegado a nuestro país- pero todos mostraban bastante entusiasmo. Me interesó desde un primer momento. Quizá por lo exótico de su nombre, o quizá porque intuí su potencial y utilidad desde el principio.
Pasado el tiempo, por fin he tenido ocasión asistir a un taller introductorio de Dragon Dreaming. En él he podido confirmar que mis primeras intuiciones no estaban desencaminadas. Tanto me está gustando esta metodología (aún me resta mucho por profundizar) y tan práctica me parece que he comenzado a introducirla en la mayor parte de los proyectos en los que participo. De momento, con muy buenos resultados.
En los próximos artículos, voy a tratar de explicar cómo y dónde nace, cómo se aplica, qué ventajas le veo y para qué tipo de proyectos me parece que resulta más aplicable.