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cambio, equipo, estrategia, indagar, innovación, investigación, organizaciones
Gracias a David Criado he sabido de la existencia de algo llamado ‘Indagación apreciativa’. Como el nombre y lo que me contó me sonó bien -además de que David es alguien por quien siento aprecio y respeto-, empecé a indagar sobre la Indagación.
Lo primero fue consultar su blog. En él, aparte de explicar los fundamentos de la IA (Indagación apreciativa), ofrece una visión basada en su propia experiencia práctica, lo que resulta muy de agradecer. A partir de ahí, he ido tirando del hilo y he descubierto varios aspectos que me han gustado mucho; tanto que estoy pensando en lo bien que iría aplicarlo en un par de compañías con las que colaboro. ¡Gracias, David!
Sin pretender ser exhaustivo ni mucho menos, sintetizo a continuación mis descubrimientos al respecto:
En qué consiste la Indagación apreciativa
Como su propio nombre indica, se trata de indagar y, por tanto, de hacer y hacerse preguntas para hallar respuestas. Utiliza siempre un enfoque positivo, de apreciar lo que funciona bien dentro de un grupo o una empresa y potenciarlo. Se distancia así de la forma en que habitualmente nos aproximamos al cambio: poniendo el foco en los problemas.
Se trata, por tanto, de una lectura positiva y posibilitadora de la realidad organizacional. Busca generar una imagen compartida del potencial del equipo, para lo que desde el principio involucra a todos sus miembros en la identificación de las fortalezas que poseen. Esa toma de conciencia inicial permitirá, a su vez, descubrir y edificar nuevas capacidades.
Todo este proceso crea significado y permite la transformación y el crecimiento conjunto, pues los grupos humanos sólo logran cambios duraderos cuando descubren y afianzan sus fortalezas colectivas -a menudo olvidadas e infrautilizadas- y las convierten en palancas de mejora. La manera tradicional de abordar los cambios parece bastante razonable e indiscutible: identifica el problema; analiza sus causas; y ponle remedio. Tiene la ventaja de que en cualquier organización siempre hay problemas que resolver; la desventaja de que cuando nos centramos en los problemas, obtenemos más de lo mismo. En cambio, si nos fijamos y apoyamos en lo mejor que tenemos, emprendemos un camino más proactivo. Por eso la IA nos propone descubrir lo que funciona bien aquí y ahora (en la idea de que aquello en que nos concentramos se vuelve nuestra realidad); imaginar lo que podemos llegar a ser; y construirlo.
Origen
Como se deduce de los párrafos anteriores, más que una herramienta metodológica, la IA es toda una filosofía de acción. Si bien sus orígenes deben buscarse en la antigüedad -pues bebe de tradiciones sapienciales milenarias-, su desarrollo reciente se sitúa en la década de los 80. En concreto, se atribuye a los estudios realizados por David Cooperrider, Ronald Fry y Suresh Srivatsva (Weatherhead School of Management y The Taos Institute), que se apoyan en investigaciones y experiencias previas de distintas procedencias. Sugieren estos autores que cualquier organización es un milagro que merece ser abrazado antes que un problema que necesita ser resuelto.
En un próximo post veremos cómo funciona y qué utilidad puede tener este enfoque.
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