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ImagenLa corriente de los “anatomistas” de la organización se desarrolló en Francia a partir de los trabajos pioneros de Henri Fayol (Estambul, 1841 – París, 1925). Esta Escuela estaba integrada principalmente por ejecutivos, lo que se refleja en su preocupación por aumentar la eficiencia de las empresas mediante la correcta disposición de sus componentes y sus interrelaciones estructurales. Su nombre proviene precisamente de su preocupación por la estructura (anatomía) y su funcionamiento (fisiología).

Al mismo tiempo que en los Estados Unidos Taylor y otros científicos elaboraban la denominada ‘Teoría de la Administración Científica’, en Francia emerge la Teoría Clásica de la Administración; teoría que se propagó rápidamente por toda Europa.

Suele fijarse 1916 como fecha simbólica de su alumbramiento al ser el año de la publicación de la famosa obra Administration Industrielle et Générale de Henri Fayol. La diferencia principal con la Escuela de la Administración Científica radica en que, mientras aquella se caracteriza por analizar la tarea que realiza el obrero, la Teoría Clásica pone el énfasis en la estructura que una organización debe tener para ser eficiente.

Sin embargo, el objetivo de ambas es el mismo: la búsqueda de la eficiencia de las industrias. Según la Administración Científica, esa eficiencia se alcanza a través de la racionalización del trabajo del obrero y del sumatorio de la eficiencia individual. Por el contrario, en la Teoría Clásica se parte del todo organizacional y de su estructura para garantizar la eficiencia de cada una de las partes involucradas, sean órganos (secciones, departamentos, etc.) o personas (ocupantes de cargos y ejecutantes de áreas). La preocupación por entender la estructura de la organización como un todo constituye, sin duda, una ampliación sustancial del objeto de estudio considerado por la Teoría Científica de la Administración.

Henri Fayol, graduado en ingeniería de minas, tuvo ocasión de vivir las consecuencias de la Revolución Industrial y, más tarde, las de la Primera Guerra Mundial. Desarrolló toda su carrera profesional en una empresa metalúrgica y de minas, de la que fue nombrado gerente a los 25 años. Y a los 47 llegaría a la gerencia general de la Compagnie Commantry Fourchambault et Decazeville, empresa en la que se ganó fama de buen administrador. 

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