Habitualmente ante cambios ministeriales, la mayor parte de los ciudadanos permanecemos indiferentes o, en el mejor de los casos, dedicamos unos minutos a informarnos sobre la vida y milagros de los recién incorporados. Quizá la excepción esté cuando se produce un relevo de partido en el Gobierno, porque en ese caso el cambio es más radical y las novedades notables.
Sin embargo, tengo la impresión (debo reconocer que no me he molestado en comprobarlo, pero tampoco creo que valga la pena) de que la remodelación de gabinete llevada a cabo por Rodríguez Zapatero la semana pasada ha despertado más interés y expectación que en ocasiones anteriores. Y eso a pesar de quedar embutida entre la cumbre del G-20, el encuentro de la alianza de civilizaciones y la Semana Santa. No hay que romperse la cabeza para pensar que ese interés viene urgido por la preocupante situación económica y laboral que padecemos.
Tengo muchas dudas sobre si continuar escribiendo sobre este tema, pues ni soy un experto en cuestiones políticas, ni me apasionan, ni quiero que el blog derive hacia ese tipo de temáticas. Pero, realmente, es algo que en este momento me parece importante y, por otro lado, mis reflexiones no giran en torno a política de partidos sino a lo que la política tenga que ver con el gobierno y la gestión de cuestiones que afectan al bien colectivo.
Hechas estas salvedades, continúo. Según la prensa, se han cumplido los adelantos proporcionados por las filtraciones, a los que se ha sumado alguna sorpresa. Pero, más allá de las anécdotas, la pregunta que la mayor parte de los ciudadanos nos hacemos no es si el cambio era necesario sino si es el adecuado. Vamos a ver, el anterior Gobierno fue constituido hace sólo un año y ya había experimentado el cambio del titular de Justicia por razones bien conocidas. Si ahora hay un cambio debe ser porque el Presidente lo ve necesario, ¿y qué urge esa necesidad? Evidentemente, la triste crisis que sufrimos. Hace unos días escribía sobre la conveniencia de poner el foco en la solución de la crisis y dejar de lamentarnos (o regodearnos, según los casos) de la situación. Hoy quiero creer que el ajuste gubernamental pretende precisamente eso: centrarse en la salida a la crisis. ¿Es así? ¿Se trata de las personas disponibles más capacitadas para liderar la salida del agujero?
El asunto tiene sus matices y como esta entrada ya está siendo muy larga, dejo el análisis para la siguiente.
No sé i las personas «de recambio»escogidas para este nuevo Gobierno son las más adecuadas o las más capacitadas para sacarnos del agujero. Más allá, m pregunto si alguien puede sacarnos del agujero. Cada día que pasa estoy más convencida de que la salida está en gran parte en cada uno de nosotros. Seguir trabajando duro (el que pueda), con honestidad, repartiendo juego (cuando se pueda), siendo generosos con la informacion y las oportunidades, más necesarios ahora casi que el propio dinero, tan escaso. Te lo dice un autónomo, que cada día levanta lapersina y sale a ver qué se puede vender para evitar la bancarrota y, como decía el otro, evitar terminar pasando los «lunes al sol». Y además, haciendolo con honestidad, con un mínimo de optimismo, no de cualquier manera.
Malos tiempo, sin duda, pero saldremos más fuertes, más sanos, más humildes y con menos chorradas en la cabeza. Eso, o no saldremos.
Pilar Garcia Lombardia
Me gustaMe gusta
Muchas gracias por tus comentarios, Pilar. Entiendo que básicamente estamos de acuerdo: ni confío ni espero en que los miembros del Gobierno -por muy capacitados que pudieran estar- vayan a sacarnos del atolladero ellos solos. Por eso, lo que me preguntaba no es si son las personas capaces de sacarnos, sino si son capaces de liderar las acciones necesarias para salir. Coincido contigo en que es una tarea colectiva y a la vez de cada uno con su empeño diario. Pero seguramente aceptarás que una de las causas y a la vez consecuencias de esta situación es la falta de confianza, que tiene muchas lecturas y dimensiones, pero que en buena medida se refiere a quienes deben marcar la pauta con sus decisiones, declaraciones, ejemplo, etc. Como sabes, buena parte de esa confianza se apoya en las capacidades socialmente reconocidas… Y eso es lo que me me gustaría analizar. En cuanto pueda, retomaré el post, pues está pendiente de una 2ª parte.
Muchas gracias.
Me gustaMe gusta